viernes, 28 de febrero de 2020

Luces de mañana


Huía de una noche que la perseguía, de un frío demasiado penetrante, de unas estrellas lentas que se volvían acechadoras. Tropezó con el horizonte, llenó de luz pálida las colinas y tubo que alzarse oscilando entre la mañana vivaz y la oscuridad torpe. Su velo de oro transparente se precipitó sobre los edificios, quedó desgarrado por el campanario, tiñó de ámbar las aguas y la sujetó inmóvil entre dos colinas. 
Una mañana precipitada, gobernada por aquella luna casi abatida, inició ese día de marzo.

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